Este es un ejercicio que estoy enseñando actualmente a todas las personas iniciadas en Reiki, así como también a las personas que les estoy enseñando Reiki. Es uno de los ejercicios muy potentes a la hora de sentir mucho mas las energías en tu cuerpo, dado que te sientes cargado de energía por la espalda, y mas concreta-mente por los chacras espaldar, no dudes en llevarlo a cabo, y si es posible, y te lo recomiendo, intentas llevarlo a tu vida diaria, tómalo como una cosa habitual en tus quehaceres de tu vida, y no te arrepentirás nunca.
TUS ALAS DE ÁNGEL
¿Quién no ha deseado
poder volar? Mucho antes de que Leonardo da Vinci diseñara diferentes
artefactos voladores, los antiguos griegos relataban la historia de Dédalo,
quien hizo un par de alas para sí mismo y para Ícaro, su hijo, a fin de escapar
volando de la isla en la que estaban prisioneros. Las alas estaban hechas de
plumas unidas con cera. Pese a las advertencias de su padre Ícaro voló
demasiado cerca del so, las alas se derritieron y Dédalo, con el corazón
destrozado, vio que su hijo caía al mar y se ahogaba.
Pero supongamos que
tienes alas que no pueden fundirse. Así como nuestros chakras son más sutiles
que nuestro cuerpo físico, hay dentro de nosotros puntos de energía y fibras
aún más sutiles. Imagina por un momento que hay pares de diminutas vainas
doradas a cada lado de tu espalda, desde lo alto del cuello hasta la parte baja
de tu espalda, desde lo alto del cuello hasta la parte baja de tu espalda, y
que, si presentas atención a esas vainas, despertarán y se abrirán. De ellas se
desenroscarán diminutas fibras doradas, a lo ancho de tu espalda y más allá.
Son tus fibras aladas. Plenamente abiertas, actúan como un sistema de antenas
que te ayudarán a alinearte con tu Ángel.
Si nosotros tenemos
un juego de estas fibras, los Ángeles poseen muchas. Aparte se te hará hacer un
ejercicio que te mostrará cómo abrir tus doradas fibras aladas y despertar a la
parte de ti que es angelical.
Aunque puede parecer
extraño en un principio, cuanto te acostumbras a ellas disfrutas desplegándolas
también en lugares públicos. Mira qué pasa cuando las despliegas en un ascensor
repleto... o viajando en autobús.
Una anécdota nos
comenta que una noche un estudiante de los Ángeles, estando en un restaurante
atestado de gente no lograba llamar la atención de la camarera por mucho que se
esforzara. Sólo para entretenerse, decidió abrir sus alas mientras la esperaba.
A los pocos segundos tenía a la camarera a su lado, y se llevó una sorpresa al
ver el rótulo con su nombre: Ángela.
Cuando hayas
terminado de usar tus alas, lo mejor es recogerlas nuevamente dentro de tu
cuerpo, para que las fibras no se enreden o anuden. Si ocurre eso, visualiza a
tu Ángel de pie detrás de ti, con un gran peine dorado, peinándolas hacia
fuera. El Ángel puede usar las fibras de sus propias alas para quitarte los
enredos. También las puedes limpiar y peinar bajo la ducha.
Una manera sencilla
de darte energía es hacer que esas fibras vengan hacia adelante, rodeándote
hasta que las puntas de un ala toquen las puntas de la otra. Tus alas crearán
un cilindro de luz dorada a tu alrededor que puedes introducir en tu cuerpo en
espiral. Percibe esa luz que se vierte dentro de ti, llenando tus chakras y
todas las partes de tu cuerpo físico.
Cuando despliegues
las alas, irradias energía amorosa, no sólo desde las puntas de tus alas, sino
también desde tu corazón. Ya estés sentada en un autobús o formando fila en el
supermercado, cada vez que abres las alas emites amor al mundo y contribuyes a
elevar la atmósfera espiritual.
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