LECCION 5
¿QUÉ QUIEREN LOS ÁNGELES DE NOSOTROS?
Nada en absoluto…. Bueno, no mucho en
realidad. Ellos no pretenden que les demostremos un amor especial, respeto,
admiración, deferencia, agradecimiento, por ayudarnos a crecer hacia la Luz.
Los ángeles en verdad intervienen algunas veces en nuestras vidas, y están
siempre trabajando entre bambalinas para ayudarnos a ser amantísimas criaturas.
Los ángeles no quieren ninguna de esas cosas
que acabo de mencionar, por lo menos no de una manera especial. No quieren que
les encendamos velas ni que pasemos mucho tiempo rezándoles. Por cierto, menos
aún que les hagamos ofrendas de flores, frutas y cosas por el estilo. No
quieren que la gente se reúna en círculos horas enteras intentando
exclusivamente establecer una comunicación con ellos, hacer que se les dirija
la atención sólo a ellos, como si fueran un fin en sí mismos.
Se niegan en forma terminante a convertirse
en centro de atención. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que, para un ángel,
sólo Dios puede ser el centro de atracción, puesto que en el Centro está el
Señor, sólo Dios es el centro. Lo único que ellos quieren es lo que quiere
Dios. Tal vez sea por eso que algunos equivocados les rezan a los ángeles; no
alcanzan a ver que ellos son los mensajeros, no los mensajes, y por cierto no
son el Remitente. Los ángeles nos dicen:
No somos el comienzo y el fin de todas las
cosas. Somos criaturas como tú y yo. Que no te atrape la idea de que hacemos
planes para ti, que discutimos el futuro de los hombres, que estamos en
condiciones de aportar la salud perfecta y una larga vida al que sepa apretar
los botones adecuados.
No hacemos ninguna de esas cosas y no
queremos que se nos pida hacerlas. Son cosas que pertenecen a las posibilidades
de Dios y no de nosotros. Cuando trabajamos en tu beneficio desde nuestra
dimensión es porque Dios nos creo para hacerlo en esa forma. Cuando nos oigas,
nos veas o nos sientas dentro de ti, es porque nos ha enviado Aquel que nos
creó para que lo hagamos. Carecemos de un mensaje propio; hasta la última letra
de todos ellos pertenecen a Dios y vienen de Dios. No tenemos ninguna gracia
personal para concederte, ningún mensaje privado que ayude al esclarecimiento.
todo eso proviene de Dios.
Te ruego que nuestra luz no te enceguezca.
Es verdad, se trata de una luz gloriosa que maravilla, pero es sólo nuestra
naturaleza la que nos hace así. Consideramos que la combinación de materia,
mente y espíritu del hombre es una manifestación tan gloriosa de Dios en su
diversidad infinita como es de maravillosa en nosotros. Nuestra luz y la
vuestra proceden de la misma Fuente. Somos seres que hemos sido creados. No nos
hicimos a nosotros mismos. Somos servidores, tutores, guías. Es así como somos;
y nos agrada ser así.
En verdad, existen muchas diferencias entre
tu raza y la nuestra. Hemos podido ver cómo vuestro mundo surgía del polvo del
sistema solar. A las órdenes de Dios, hemos ayudado a ponerlo en movimiento. Os
hemos visto crecer en vuestro planeta. No hemos muerto jamás, ni lo haremos. No
nos hemos rebelado contra nuestra naturaleza como vosotros lo hicisteis contra
la vuestra, al menos no volveremos a hacerlo. No envejecemos ni sabemos de
enfermedades. ¿Pero acaso vas a agradecernos por eso? ¿Tendrías que hacernos
ofrendas? No, no. Simplemente somos fieles a nuestra naturaleza. Sed vosotros
fieles a la vuestra: creced, amad, aprended lo que es juicios, unid cuerpo,
alma y espíritu. Es todo cuanto pedimos y, por otra parte, n siquiera lo
pedimos nosotros; es Dios quien lo hace.
¿Habéis notado alguna vez que los ángeles
jamás titubean cuando están en cumplimiento de una misión? No se detienen ni
dejan que pase un solo día. Hacen aquello para lo cual han sido asignados; y lo
hacen con amor, puesto que se hallan colmados de Amor. Luego se va. Me parece que
les preocupa mucho que les pongamos demasiada atención en ellos y podamos
confundir al mensajero con Aquel que los envía.
Esto no quiere decir que ignoremos cuánto
vale en nuestra vida la tarea de los ángeles. Lejos de tal cosa. Agradeciendo
todos los días al ángel de la guarda, y a los otros que le asisten, por todos
los cuidados, todos sus servicios y haciéndolo dentro del contexto de agradecer
a Dios por habernos enviado su ángel por sobre todo lo demás, y fijando la
atención en Él que envía, nos volvemos más sensitivos con respecto al mensaje,
cualquiera sea éste.
ALTARES
Los mismos ángeles sugieren crear, en cada
casa, escuela, hospital o lugar en que se vive en comunidad, un pequeño espacio
destinado a ellos. Los altares no tienen por qué ser grandes ni vistosos;
pueden ser tan sutiles que incluso pueden llegar a pasar desapercibidos a las
personas que comparten vuestro hogar.
La finalidad de un altar es la de crear un
centro de fuerza. Seguramente, en tu casa habrá algún área reducida que te
sirva como foco espiritual. Si no logras encontrar un lugar, batará una imagen
colgada en una pared, y si ni esto es posible, bastará que pensemos mentalmente
y con gran intensidad que aquel rincón es "suyo".
El altar nos recuerda que en la vida hay
algo más que la consabida lucha diaria para sobrevivir y alcanzar el éxito. Se
trata de un lugar en el que esos pequeños objetos, para nosotros tan sagrados y
significativos, pueden estar reunidos y ser tratados con respeto.
Los altares pueden ser colocados en cualquier
sitio, en un tocado, en la repisa de una ventana o una mesita de noche. Bastará
un jarro con flores frescas, siempre que intencionadamente estén ofrecidas a
Él, incluso si no hay una imagen sagrada para atraer al ángel hacia aquel
lugar. Pues será la intensa llamada de tu corazón quien lo atraerá allí donde
queráis que Él esté.
Una vez elegido su puesto, visualizad el
Ángel en aquel lugar, enviadle constantemente pensamientos de amorosa simpatía,
de fraternidad. Por la mañana, párate un momento para una breve plegaria,
pedile ayuda y protección para la jornada que comienza.
Por la noche, antes de irte a dormir,
dirígele otro breve pensamiento de acción de gracias por el día que acaba de
terminar, pidiéndole protección durante la noche para vosotros y para todos tus
seres queridos.
No olvides enviarle un pensamiento para la
paz y para la serenidad de todo aquello que vive.
En forma aparte te daré oraciones e
invocaciones que puedes utilizar, pero lógicamente puedes escribir otras usando
tus propias palabras, lo importante es actuar, lanzar al éter las guirnaldas de
luz de muchos colores de tus pensamientos amorosos. Siempre hay un Ángel
dispuesto a recogerlos y a llevarlos a los pies de Dios.
Puedes sentarte en una silla o sillón
delante de tu altar, y cuando te pongas a rezar, encendé una vela o prende un
sahumerio. La vela representa tu intensa atención, y el sahumerio y las flores
son la oferta de belleza.
Será tu pensamiento el que consagre aquel
lugar. Cuando te retires en oración o envíes un pensamiento amoroso, el Ángel
allí estará, escuchándote.
CIMENTACIÓN
Como los ángeles son mensajeros celestiales,
y por añadidura alados, puede parecerte algo extraño que el primer paso para
conectarse con ellos se llame Cimentación. ¿No sería más lógico desprenderse de
los cimientos? Contrariamente a lo que se pueda pensar, la cimentación es
esencial para cualquier tipo de trabajo espiritual, y te resultará sumamente
útil también en tu vida cotidiana.
Cimentarse significa centrar la atención en
el cuerpo y el estar presente en el momento. Es el acto de reunir todas tus
energías (mentales, emocionales y físicas) y poner pensamientos y emociones en
un equilibrio sereno y armonioso dentro del cuerpo. Cuando estás cimentada
resulta mucho más fácil centrar selectivamente la atención ya estés trabajando
en tu empleo o en un proyecto, y visualizar u oír la voz de tu ángel, en todo
momento que desee meditar.
Pasamos gran parte de la vida en piloto
automático. Tal vez hayas tenido la experiencia, durante un largo viaje al volante,
de caer súbitamente en la cuenta de que estás conduciendo. Has cubierto, diez,
veinte kilómetros, quizás más, cambiando de vías, haciendo señales y pisando
los frenos cuando ha sido necesario, pero tu mente estaba a "mil
kilómetros de allí".
De vez en cuando todos soñamos despiertos.
Cuando esto se torna habitual se le llama "distracción". Sólo Dios
sabe cuántas cosas hemos guardado en el sitio incorrecto, cuántas citas hemos
olvidado, y qué errores hemos cometido cuando el cuerpo estaba presente pero la
mente en otra parte. Eso ocurre cuando no queremos hacer lo que estamos
haciendo, oír lo que alguien dice o estar en donde estamos.
Si no podemos apartarnos físicamente de una
situación, la abandonamos mentalmente. Nuestra atención pasa a otros pensamientos,
otros tiempos, otros lugares. Es fácil detectar a la persona que no presta
atención, porque su rostro tiene una expresión vacía: "Las luces están
encendidas pero no hay nadie en casa".
Aprender a cimentarte, a reunir y
estabilizar tus energías, marcará en tu vida una gran diferencia. Te permitirá
estar presente por completo, alerta y relajada, receptiva. Puedes comparar la
cimentación al amarrar un bote al muelle o plantar en tierra las clavijas para
una carpa. Estar cimentado es estar anclado, en conexión y a salvo.
Cimentarse es simple, pero indispensable
para establecer una comunicación permanente con tú ángel. Es la base para el
Proceso de Gracia.
Antes de comenzar, busca en tu casa un sitio
donde te sientas muy cómoda, es decir el lugar donde ubicaste tu altar. El
sencillo rito de encender una vela, quemar una varilla de incienso, poner una
flor fresca o llenar de agua un hermoso cuenco te ayuda a calmar la mente y a
establecer un estado de ánimo reflexivo para la cimentación.
Al altar que ya tienes establecido, quizás
te convenga agregar la imagen o la estatua de un ángel que te agrade. Cada vez
que meditas yo haces los ejercicios en ese lugar, lo consagras. Entra y sal a
conciencia y con respecto. Descubrirás que tu lugar de meditación es como un
templo. Almacenará la energía que creas al meditar, facilitándote el vínculo
con tu ángel cada vez que regreses.
Una vez que tengas cierta experiencia en la
conversación con tus ángeles, puede llegar el momento en que te atraiga la idea
de hacer estos ejercicios al aire libre, en contacto con la naturaleza. Busca
un sitio discreto, donde se siente la energía y sepas que nadie va a
molestarte. Sin embargo, al principio te resultará mucho más fácil concentrarte
adentro, donde puedas eliminar las distracciones.
Establecer contacto con los planos sutiles
de la inteligencia angélica consiste en escuchar. Se requiere silencio y
quietud. Busca un momento en que estés segura de no ser interrumpida.
Desconecta el teléfono, la radio y el televisor. A algunos les gusta meditar
con una bella música de fondo, pero tratándose de los ángeles hemos descubierto
que es mejor escucharlos en silencio.
Los ángeles mismos han confirmado que:
"Abre tu corazón a los sonidos del silencio y oirás las maravillas de todo
lo que existe", y aconsejaron: "Recomendamos reservar un rato dos
veces al día, por la mañana y al atardecer, para aquietarse y, en silencio,
llenarse de luz blanca".
Reserva ese tiempo para aquietarte y
aquietar tu ambiente.
Durante los ejercicios de cimentación no necesitarás
anotar nada en tu cuaderno, pero quizás te convenga tenerlo contigo, para
registrar cualquier pensamiento o sensación que se presente después de
hacerlos.
El ejercicio en sí te será dado en forma
separado.
Busca zonas de tu vida en las que puedas no
estar cimentada y piensa en el efecto que eso tiene en tus relaciones, en tu
trabajo y en otros aspectos. A medida que continúes practicando el ejercicio,
fíjate qué diferencia percibes cuando te conectas con la tierra y el cielo.
Abrirte a tu ángel, un ser que no vive en el
mundo físico, es también cobrar conciencia de tu propio ser no físico. Durante
miles de años, en todo el planeta, curanderos y místicos han explorado el
cuerpo no físico, llamado cuerpo sutil o energético. Este cuerpo y sus sutiles campos
y órganos existe en el mismo espacio que el cuerpo físico y también a su
alrededor. El campo que emana del cuerpo físico recibe el nombre de aura.
Aunque es invisible para casi todos
nosotros, los psíquicos y otras personas dotadas de visión espiritual pueden
ver dentro del cuerpo los centros de energía o chacras, así como el campo
energético de alrededor; también las plantas y los animales tienen cuerpos de
energía sutil.
ÁNGELES CONSTRUCTORES DE LA NATURALEZA
HUMANA
Ya hemos dicho a grandes rasgos algo sobre
los Ángeles constructores de la naturaleza. Son los que se transmiten las
formas arquetípicas de la materia.
En este específico contexto, nos referimos a
los constructores del reino humano, a las inteligencias arquetípicas que
vigilan los nacimientos, presentes en cada lugar de la Tierra cuando una mujer
está a punto de dar a luz. Así habla Hodson (tengamos presente que fue un
médico y que vio mucho sufrimiento):
"Es por desconocer su misión y la ayuda
que nos pueden dar lo que en estos últimos tiempos ha convertido el parto en un
momento de agonía y muerte. Mientras los hombres invocaron su ayuda, ellos
enseñaron a la raza humana cómo dar a luz a su progenie con alegría. Verán que
su gran sacrificio no será ya más alterado por el miedo y por los gritos de
dolor".
ORACIONES LITÚRGICAS
Las siguientes oraciones se han recopilado
de Misales en uso en la Iglesia Católica y pertenecen a varias liturgias
canónicas.
Al Ángel Custodio
"Oh Dios que en tu misteriosa
Providencia mandas del cielo a tus ángeles para nuestra custodia y protección,
haz que en el camino de nuestra vida podamos ser sustentados con su ayuda y
alcanzar con ellos la eterna felicidad. Por Cristo Nuestro Señor."
(Liturgia de los Ángeles Custodios)
Para la Protección Personal
"Oh Dios, que llamas a los Ángeles y a
los hombres a cooperar en tu diseño de salvación, concédenos a nosotros,
peregrinos sobre esta Tierra la protección de sus espíritus Beatos, que en el
cielo están delante de Ti para servirte y que contemplan la gloria de tu faz. Por
Cristo nuestro Señor".
(Liturgia de San Miguel)
Al Ángel de la Gloria
"Nosotros proclamamos, Señor, tu gloria
que resplandece en los ángeles y en los arcángeles: honrado a estos mensajeros
tuyos, exaltamos tu infinita bondad: en los Espíritus Beatos Tú nos revelas
cuán grande eres y amable, más allá de cualquier criatura, por Cristo nuestro
señor".
(Prefacio de los ángeles)
Oración para quien viaja
"Oh Dios, que has permitido a los hijos
de Israel atravesar el mar con los pies secos… concédenos un camino favorable y
un tiempo sereno y tranquilo, de modo que, acompañados por tu santo ángel,
podamos llegar a la meta a la que nos dirigimos, y al final, al puerto de la
eterna salvación. Por Cristo nuestro Señor"
(Liturgia del Itinerario)
Al Ángel de la casa
"Visita, Señor, nuestra casa y aleja de
nosotros toda insidia del enemigo infernal; tus ángeles santos nos custodien en
la paz y tu bendición siempre esté sobre nosotros. Por Cristo nuestro
Señor".
(Liturgia de Completas)
A los Tres Ángeles
Venga del Cielo a nuestras casas
El ángel de la paz, Miguel, venga
Portador de serena paz y relegue al
infierno
Las guerras, fuentes de tantas
lágrimas.
Venga Gabriel, el ángel de la fuerza,
Echa a los antiguos enemigos y visite
los templos
Queridos al Cielo, que Él, triunfador,
Ha hecho elevar sobre la Tierra.
Nos asista Rafael, el ángel que cuida
La salud; venga a curar a todos
nuestros enfermos
Y a dirigir nuestros inciertos pasos
Por los senderos de la vida".
(Liturgia de los Ángeles Custodios)
MEDITACIÓN BÁSICA DE CIMENTACIÓN
Este ejercicio:” meditación básica de
cimentación” establece las bases para una protección angélica constante y no
solo en el momento de la meditación o de una situación especifica.
Generalmente no visualizamos a los ángeles,
pero si sentimos la energía que ellos nos proveen, el objetivo es llenar
nuestro cuerpo de vibraciones, abriéndola a la energía cósmica y angélica.
1) Cerramos los ojos y nos concentramos en
nuestra respiración hasta que se relaje el cuerpo.
2) Vamos a ir recorriendo con la mente todo
nuestro cuerpo. Comenzando por los pies: dirigimos nuestra conciencia hacia
ellos sintiendo su presencia, su contacto con el piso, con los tobillos, si
tienen frió o calor, aprendiendo a percibirlos en perfecta quietud.
3) Luego, vamos ascendiendo nuestra
conciencia por las piernas, el torso, los brazos, el cuello y la cabeza,
deteniéndonos en cada nuevo lugar.
4) Imaginamos que estamos rodeados de luz.
Aspiramos, inhalamos un poco de esa luz y vemos como recorre todo el interior
de nuestro cuerpo, en forma inversa a como lo acabamos de recorrer:
cabeza-cuello-brazos-torso-piernas-pies.
5) Al exhalar, sacamos del cuerpo cualquier
tensión o dolor que sentimos en el cuerpo o en el alma. Vemos como se pierden
en la luz que nos rodea.
6) Ahora, imaginemos que pequeñas raíces
brotan de la planta de nuestros pies y de la base de nuestra columna. Crecen
hacia abajo, a través del suelo, hasta llegar a la tierra.
7) Continuamos aspirando luz y exhalando
tensión. Mientras tanto, visualizamos como nuestras raíces se adentran
profundamente en la tierra, hasta llegar al centro del planeta.
8) Al exhalar, seguimos expulsando todas las
tensiones y dolores a la luz que nos rodea, pero ahora dirigimos una parte
hacia el centro de la tierra por medio de nuestras raíces. Donde, todo lo
toxico se recicla.
9) Cuando nuestro cuerpo se siente más
liviano y abierto, revertimos el proceso y comenzamos a extraer energía del
centro de la tierra. Es una energía reparadora y nutritiva.
10) Una vez eliminadas todas las toxinas de nuestro
cuerpo, nos concentramos en nuestra respiración y en nuestro cuerpo, en el
lugar donde estamos, mientras la luz se aleja y las raíces se retraen.
11) Analizamos ahora como nos sentimos. ¿Qué
diferencia notamos? ¿Cómo percibimos la realidad que nos rodea? ¿Cómo nos
sentimos con respecto a lo que no podemos ver?
fuente CREADORA ALEXIIS
MUETTERKEN q.e.p.d y Publicado por Maria Elena Syro P
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